martes, 28 de septiembre de 2010

De chiquitita la llevo en mi memoria…


A muchos la repentina muerte de Romina Yan los hizo pensar en la salud, la finitud de la vida y les despertó una suerte de obsesión hipocondríaca y todo eso. A mí  me hizo recordar cosas de mi infancia, simplemente porque Romina Yan (y más precisamente su personaje en el programa Chiquititas, Belén Fraga) marcó enormemente esa feliz etapa de mi vida.

Recordé todas las cosas que ese programa significó para mí, desde mis 6 años hasta casi entrada la adolescencia. Recordé que la primera vez que lloré con algo que vi en la tele fue con ellos, cuando Ramiro Morán moría y se llevaba a la tumba el secreto de quiénes eran los padres de Mili (el personaje que interpretaba la ya crecida Agustina Cherri). Lo recuerdo como si fuera ayer, porque fue el día en que mi mamá me explicó que lo que veía en la tele era mentira, que sólo estaban actuando (bastante boludona era…)

Por Chiquititas viajé por primera vez en subte, porque mi mamá me llevó a verlos al Gran Rex para mi cumpleaños número 8 (y esa fue la primera vez que fui a un teatro también). Me acuerdo de que había una “promoción” para cumpleañeras en la que las 5 primeras en llegar podían subir al escenario y soplar las velitas con Belén y todos los chicos. Yo llegué tarde, pero como premio consuelo una promotora vestida de hada violeta me regaló un Voucher para cambiarlo a la salida de la obra por merchandising de la novela. Resultó ser una bolsa de tela pedorra de Jhon L. Cook que contenía mil folletos con publicidades y el Cd del año anterior. Una estafa, pero yo salí súper contenta.

A medida que fui creciendo dejé un poco de lado mi fanatismo por Chiquititas porque me aburría, pero no me duró mucho, ya que en el nuevo colegio al cual me habían cambiado en el año 2000, no se hablaba de otra cosa. Lo volví a mirar con desgano para ver de qué hablaban todos y, nuevamente, caí en las garras de Cris Morena.

En esta ocasión ya estaba un poco más grande (12 años) y dejé de mirar tanto los colores, canciones e historia de las huerfanitas y me enamoré perdidamente del personaje del mexicano Felipe Colombo, que me llevó a juntar el álbum de figuritas, a bailar junto a mis compañeras de grado la canción “Luz de estrella” para el acto de fin de año y miles de etcéteras.

Quedan seguramente muchas cosas de las cuales me estoy olvidando, pero me resulta increíble ver todas las etapas por las que pasé mirando Chiquititas y todos los recuerdos de mi infancia que están atravesados por esta novela que hacía todas las nenas tuviéramos, por un instante, ese deseo horrible de haber sido huérfanas para poder vivir aunque sea un tiempito en el hogar Rincón de Luz.